Benim Sitem

Marketing con las dietas

Tomemos otro ejemplo de la promocion de comer para perder, uno relacionado directamente conmigo y que ilustra bien la deriva de una información mal leída, mal asimilada o repetida de prisa y corriendo.
 
Un día, una revista femenina me pidió que redactara un régimen un poco original,algo distinto a la dieta disociada que ellos proponian. La intención era hacer que la gente tomara una sopa para cenar. Sencillo, ¿verdad? De manera que utilicé un régimen estándar, normalmente equilibrado, que incluía una sopa de verduras cada noche. Como me acordaba del libro de René Fallet, di a este régimen el nombre de «la sopa de col». Mis intenciones y las del periodista eran claras: componer un régimen inteligente, simple y original en cuanto a su presentación de esta forma de "comer para perder".
 
Poco tiempo más tarde, algunos pacientes que acudían a mi consulta me hablaron de un nuevo régimen exclusivamente a base de sopa. Al principio no relacioné mi artículo con el fenómeno del que me hablaban con esto de la dieta disociada. Sin embargo, un día, una de mis pacientes me trajo la receta diciéndome que estaba harta de comer siempre lo mismo. Se trataba de la sopa de col propuesta en elartículo. Entonces le pregunté a mi paciente si había leído el artículo al completo, pero me contestó que no lo conocía y que una amiga le había pasado una fotocopia. He aquí un ejemplo de régimen desviado. Al parecer, a una lectora de la revista le había gustado la sopa y creyó que había que alimentarse exclusivamente con ese potaje para adelgazar. Resultado: ¡mi sopa de col malinterpretada se convirtió en una de las dietas más populares en el año 2000!
 
Ya hemos visto que el boca a boca o la deriva de una información mal asimilada a menudo dan pie a dietas llamadas milagrosas, pero que pueden tener efectos perversos. Pero si funcionan, si gozan de tanto éxito entre la población, es porque el deseo de adelgazar, como ya hemos visto, se ha convertido en el leitmotiv de nuestra sociedad. Un deseo grabado en lo más profundo de los individuos como una angustia latente, como una pulsión incontrolable. En mi consulta lo veo todos los días: la psique individual es un factor fundamental.
 
La idea de hablar del papel de la psique en la alimentación implica, casi sistemáticamente, el deseo de hablar de bulimia, vómitos, anorexia..., unas manifestaciones extremas relacionadas con la alimentación, a menudo exageradas por los medios de comunicación, que no pueden resistir la tentación de caer una y otra vez en el fenómeno de feria y mostrarnos los ejemplos más caricaturescos. Porque la verdadera bulimia, por ejemplo, presenta una sintomatología muy particular, que consiste sobre todo en el hecho de que la persona en cuestión consume en solitario una cantidad sin límite de alimentos por los que no siente una atracción particular a la hor ade comer para perder en www.supermusculo.com en una dieta disociada . Hoy en día, mucha geste sabe que estas dos patologías son más bien el resultado de un trastorno psiquiátrico y no sólo una disfunción del comportamiento alimentario.

¿Cuántas verdaderas bulímicas existen en comparación con los adeptos del picoteo o quienes sucumben a sus pulsiones? ¿Podemos confundir el ansia por picar, la afición desmedida por un alimento o el deseo de comer con la verdadera bulimia? Hay muchas preguntas complejas que la vox pópuli se niega a plantearse con una dieta disociada. Al igual que no podemos comparar la anorexia mental de una mujer de treinta y cinco años, con un pasado psicológico difícil, con el síndrome anoréxico de una chica de diecisiete años influida por su entorno.
 
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